En la península de Yucatán, al sureste de México, existen alrededor de 200 especies de abejas. Algunas no tienen aguijón, otras suelen ser solitarias, existen las que no producen miel y también aquellas que hacen nidos bajo el suelo.

Pero la agricultura intensiva está amenazando la biodiversidad de las abejas debido al uso excesivo del suelo y los agroquímicos que utilizan para producir los monocultivos.

Un estudio llevado a cabo en el municipio de Hopelchén, Campeche, y publicado en la revista Biological Conservation, arroja datos importantes que corroboran los efectos de la agricultura intensiva en la población de abejas. 

La investigación estudió el impacto que tienen tres sistemas agrícolas diferentes en la diversidad de las abejas de la península de Yucatán. 

Llevando a cabo el estudio

Los sistemas que se utilizaron para el estudio fueron: Parcelas donde se practica cultivo tradicional de baja intensidad, zonas de pastoreo y campos dedicados al monocultivo donde hay uso intensivo de agroquímicos (agricultura intensiva).

Se usaron 18 lugares para el estudio, 7 parcelas donde se cultivaba maíz, calabaza y frijol (policultivos) y que, a su vez, estén rodeadas por una zona forestal cuidada; cuatro parcelas de potreros y siete campos de monocultivos de maíz, sorgo y soya. 

Durante el estudio se recolectaron abejas en tres diferentes ocasiones por un año. Se recolectó un total de 1451 ejemplares de abejas, 127 especies diferentes, provenientes de cinco familias y 44 géneros. 

Los resultados son una prueba más de lo que se viene diciendo desde hace mucho tiempo

Los científicos descubrieron que en las parcelas donde se practica agricultura tradicional, y que están rodeadas por árboles, se recolectaron un total de 125 especies diferentes de abejas. 

Por otra parte, en las zonas de potreros, se recolectaron un total de 86 especies, mientras que en los campos donde se practica la agricultura intensiva sólo se encontraron 56 especies de abejas. 

En los hallazgos de la investigación, se descubrió que “casi la mitad de las abejas se pueden perder si se pasa de una agricultura tradicional a un modelo de alta intensidad” comentó Vides Borrell, investigador que colaboró en el experimento. 

Los males de la agricultura intensiva

El problema con la agricultura intensiva es que no ofrece un contexto agroecológico apropiado para la conservación de las diferentes especies de abejas, sobretodo por la falta de sitios de anidación y de recursos para su alimentación, así como la constante exposición a plaguicidas.

Mientras que los sistemas que se utilizan en técnicas de cultivo tradicional son la mejor manera de preservar la mayor diversidad de abejas; los sistemas de agricultura intensiva, centrados en producir lo más que sea posible, afectan el ecosistema de las abejas, convirtiendo su hábitat natural en una zona hostil para su supervivencia.

Los efectos de la agricultura intensiva ya han sido documentados en otras partes del mundo.

En Europa y Estados Unidos, se han llevado estudios parecidos al realizado en México. Dichos estudios tuvieron el mismo resultado: el efecto negativo que la agricultura intensiva está teniendo en nuestros suelos y ecosistema.

En los últimos años, el mundo ha tenido que enfrentar el colapso de la población de abejas. Todo esto tiene origen en la década de los ochenta, cuando se registró una caída alarmante en el número de abejas en Europa. 

Irónicamente, lo que ayudó a que las personas se dieran cuenta de esto, fue la caída en la producción agrícola, ya que las abejas ayudan a polinizar la producción de semillas y frutos de la zona afectada. 

Este fenómeno también está pasando en México, y si no se hace algo rápido, cultivos como el jitomate, la calabaza y diferentes tipos de chile, serían los primeros en notar las consecuencias de sus acciones en su producción.