Durante su campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) siempre señaló los excesos en el gasto público de los gobiernos anteriores y, que estos acabarían una vez él fuera presidente.

Sin embargo, nadie se imaginaba lo que significaba hasta que AMLO ganó la candidatura y comenzó a hacer muchos cambios radicales en la distribución del gasto público.

Lo llamó austeridad republicana, y comenzó a eliminar los gastos que él consideraba excesivos en el gobierno, de esa manera podría canalizar todo esos recursos mal empleados en otras cosas que el pueblo necesitara.

El problema es que no solamente eliminó los excesos, sino que se encargó de desaparecer apoyos esenciales para muchos sectores e industrias del país.

El sector agropecuario ha sido uno de las más afectados por la famosa austeridad republicana. El daño que ha generado el gobierno de AMLO al sector primario es tan fuerte que muchos productores agropecuarios dicen sentirse abandonados por el gobierno, ya que sienten que el campo no es prioridad para el presidente.

En Sinaloa, los productores han decidido comenzar a tomar cartas en el asunto y no esperar a que AMLO decida hacer algo.

“En tiempos de crisis es común quejarnos, pero estos no son tiempos de quejas, son tiempos de actuar, de participar, de involucrarnos, y de hacernos escuchar”, dijo el presidente de la AARC José Enrique Rodarte Espinosa de los Monteros, en su primer informe de labores al frente de la asociación.

Los problemas que el nuevo gobierno ha traído al campo no solo los afecta de forma nacional, también los coloca en una gran desventaja en mercados internacionales.

La dirigencia del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) ha alzado la voz respecto al tema de los apoyos, pues considera que sin ellos, los productores no tendrán la igualdad de circunstancias para poder competir con otros países como Estados Unidos o Canadá.

Desafortunadamente, la situación actual del campo no parece tener mucha importancia para AMLO, quien constantemente se encuentra promoviendo la rifa del avión presidencial, el tren maya, el aeropuerto Santa Lucía y la refinería en el puerto de Dos Bocas.

Pero la realidad es que de no atenderse el problema a tiempo, el sector agropecuario en México sufriría un daño tan grande que colocaría al campo en una situación muy precaria, poniendo en riesgo la autosuficiencia alimentaria del país, así como los trabajos de miles de personas que viven de la agricultura, el ganado y otras actividades agropecuarias.