La crisis económica que ha ocasionado la pandemia del coronavirus está comenzando a afectar al campo mexicano, pues muchos productores han comenzado a notar un incremento en los precios de los insumos que se usan en los cultivos, esto causado principalmente por la devaluación del peso frente al dólar.
Muchos agricultores comentan que, aunque sigue habiendo demanda de los productos del campo, los bajos precios, las malas prácticas causadas por los coyotes junto al poco apoyo del gobierno actual, los ha puesto en un dilema de si seguir produciendo o no, ya que, para muchos productores, continuar trabajando el campo termina siendo más una perdida de dinero en vez de generación de ingreso.
Paradójicamente, las exportaciones agroalimentarias no han dejado de crecer durante los últimos años, alcanzando números históricos. El problema es que este crecimiento no se ha visto reflejado como mayor ingreso para los productores.
Todo esto ha dejado ver con mayor notoriedad lo injusta que es la cadena de valor agroalimentaria y cómo intermediarios se están llevando la mayor cantidad de ingresos, dejando casi nada a los agricultores.
Víctor Suárez Carrera, subsecretario de Alimentación y competitividad de la SADER, comenta que “el campo mexicano no para, está trabajando. Los campesinos y los productores son los héroes vivientes en esta crisis sanitaria y económica y por lo tanto se están haciendo esfuerzos extraordinarios de parte del gobierno para apoyar este esfuerzo productivo”.
Por otra parte, José Jacobo Femat, presidente nacional de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares, dice que hay una “gran preocupación” porque la gente “no tiene un salario: no hay una retribución, no depende de un patrón y tampoco forman parte de los esquemas de apoyo del gobierno federal. Ésa es la situación que tenemos y obvio la esperanza es que esta pandemia no crezca”.